Las mujeres siempre hemos salido a las calles para reivindicar el derecho a vivir una vida digna porque...
Somos las que cuidamos a los seres queridos, a nuestras parejas, a los hijos e hijas, a nuestros mayores y dependientes, las que hacemos la compra y nos encargamos de la casa. Somos las que sostenemos la vida sin ningún tipo de reconocimiento social.
Somos las que tenemos los peores empleos, más precarios y con peores sueldos. Las que cogemos la excedencia para cuidar, las que reducimos la jornada para conciliar, las que sufrimos la brecha salarial y perdemos nuestro empleo por quedarnos embarazadas. Somos las migrantes en situación irregular quecuidan a vuestros mayores y las que encadenamos contratos para llegar a fin de mes. Somos las que tenemos las pensiones no contributivas. Somos las explotadas.
Somos a las que cosifican para convertirnos en objetos de consumo para los hombres cuando somos jóvenes y nos maltratan para luego desecharnos como mercancía defectuosa cuando estamos enfermas o mayores. Somos las que abortamos con vuestras leyes. Somos las utilizadas.
El capitalismo y el patriarcado nos impiden vivir una vida completa y feliz.
Luchamos porque tenemos derecho a amar sin que nos maten, a salir solas por las noches, a formar familias con quienes deseemos, a que cuidar no nos cueste la vida y a que a nosotras también nos cuiden. A cruzar fronteras libremente, a tener un empleo con derechos y salarios que nos permitan vivir.
El feminismo es rebelión contra el orden establecido que nos quiere obedientes. Es unión en libertad , es sororidad para la resistencia. Es determinación para transformarlo todo poniendo la vida y los cuidados en el centro de la sociedad.
Por eso el feminismo es vida, luchamos juntas porque nos merecemos disfrutar y vivir.
Nos encontramos en una grave crisis mundial, y la mejor vacuna para afrontarla es el feminismo.
El capitalismo está agotando los límites del planeta. Se avecinan graves crisis de acceso a los recursos -los desastres naturales provocados por el cambio climático, la contaminación de alimentos y agua- empeorarán nuestras condiciones de vida en un mundo cada vez más desigual e injusto para las mujeres.
Intentarán enfrentarnos con las nuestras, que cerremos las fronteras, nos dirán que somos diferentes, que criminalicemos a las que perciben ayudas sociales para sobrevivir y sobre todo, intentarán convencernos de que no hay alternativa a la miseria que nos imponen.
Sin embargo, nosotras, en estos años de lucha feminista, hemos vivido y aprendido el calor de la solidaridad, el arropamiento de la tribu. Hemos llenado plazas y calles de sororidad violeta y hemos elaborado juntas un programa de transformación para que la justicia social sea real para todas y todos.
Nos llamarán utópicas, pero hoy no hay nada más real: frente al odio del fascismo, la humanidad del comunismo.
El capitalismo mata. El feminismo es vida.