
No nos engañemos, vivimos tiempos de desesperanza, de desmovilización de los trabajadores. El discurso del auge autoritario lo invade todo. Llena de ideas racistas, misóginas y clasistas nuestras calles, nuestros centros de trabajo y de estudio, hasta las conversaciones con nuestras familias y amistades.
Pero ya estamos hartas. Hartas de que ser facha esté de moda. Hartas de perder derechos y de que todos a nuestro alrededor miren hacia otro lado. Hartas de que nos llamen locas por denunciar las injusticias. Hartas de no poder independizarnos, de que los retrasos en la sanidad nos llenen de angustia, de que hagan negocio con nuestra educación, de que se comentan genocidios y no podamos hacer nada.
Hartas del PP de Ayuso, de sus ocurrencias para provocar y de los favoritismos con sus amiguetes empresarios, sí, pero también de Sánchez y su presunto gobierno progresista, que promete pero nunca concreta, que gobierna para mantenerlo todo a favor del capital, que nos reprime con dureza cada vez que salimos a protestar.
Es obvio que el sistema no funciona, y lo vamos a cambiar.
En el PCE en Madrid vamos a continuar trabajando para construir la esperanza de que otro sistema es perfectamente posible, porque en esta realidad que vivimos, sobrevivir se ha convertido en un drama para la clase trabajadora. Las comunistas proponemos construir una alternativa que seguro tiene que ser comunista si aspiramos a la justicia social.
Porque este neoliberalismo que tanto nos hace sufrir no funciona. Sólo funciona para aquellos que hacen negocio de nuestro sufrimiento. Tenemos que acabar con la desesperanza, tenemos que construir la esperanza.
Hemos diseñado una campaña para llevar nuestras ideas a cada calle de cada pueblo, de cada ciudad de nuestra región. Vamos a analizar los daños de este sistema criminal en cada lugar, estudiar los efectos de cada realidad concreta… y plantear alternativas.
Porque no padece la misma realidad el que sufre la gentrificación en el centro de Madrid, que el que tarda hora y media en llegar a su trabajo desde Parla porque el Cercanías es un desastre, que el que es expulsado de su barrio por la invasión de pisos turísticos en Alcalá, que el que no puede ir al médico sin coche en la Sierra de Guadarrama, ni la del que aún está esperando una casa por la chapuza del metro en Sanfer. Y para todos ellos planteamos una alternativa radical contra el capitalismo, una alternativa comunista.
¿Cómo lo haremos? Nuestra campaña tiene tres ejes de acción. El primero es, además de uno de los problemas que más afecta a la clase trabajadora, el mejor ejemplo de que el capitalismo está enfermo: la crisis de la vivienda. La situación es insostenible y genera escenas dantescas: familias con varios sueldos desahuciadas por no poder pagar alquileres dementes, adultos o incluso ancianos obligados a compartir piso, o la venta de bloques enteros de vivienda pública a fondos buitre.
Nadie ha propuesto soluciones serias y contundentes para este problema. Las de la derecha ya las conocemos, por desgracia, al padecer sus delirios a diario en la Comunidad de Madrid. Acusan de los altos precios a los migrantes precarizados, mientras se oponen a cualquier tipo de regulación, ya que la construcción desmedida y los pelotazos es su única política de vivienda. Criminalizan, tanto a los que no pueden hacer frente a las insoportables subidas, tachándolos como okupas o inquiokupas, como a quienes plantean cualquier iniciativa de solidaridad y resistencia vecinal.
Las soluciones del Gobierno central son invisibles por culpa de su tibieza. Los indecisos límites a los precios de la vivienda y las declaraciones de zonas tensionadas quedan en agua de borraja al no querer ser aplicadas por las comunidades autónomas del PP. Una no-solución que le parece suficiente al PSOE y a sus socios de Sumar, pero a nosotros no.
Las soluciones han de ser contundentes, porque así lo precisa la clase trabajadora. Como comunistas exigimos la intervención tanto del mercado de alquiler, como del de compra-venta. Exigimos la expropiación a grandes tenedores, fondos buitres e inmuebles destinados al alquiler vacacional para que formen parte del parque público de viviendas en alquiler. Porque el alquiler público ha de ser una opción realmente viable y no otra excusa más disfrazada de progresismo con la que hacer negocio.
Otro de los ejes de nuestra campaña será el de combatir la oleada de racismo y discursos de odio que el auge autoritario está imponiendo en todas las capas de la sociedad. Estamos hartas de ese discurso xenófobo tan utilizado por la derecha, que criminaliza al migrante por el mero hecho de serlo. Que los señala como los causantes de todos los males, en un desesperado intento de salvar, con racismo y otros fantasmas del pasado, un sistema capitalista depredador para todos los trabajadores, tengamos el origen que tengamos.
Pero también estamos hartas de ese discurso buenista, tan aceptado por la izquierda reformista, de que hay que tolerar a los migrantes, porque vienen a hacer trabajos que los locales no quieren hacer y porque además pagarán las pensiones. Es triste comprobar cómo esos mensajes, que se mueven entre el paternalismo y el mero interés, han calado tanto entre la clase trabajadora de nuestra región, donde la migración, ya sea la procedente del medio rural español o la originaria de otros países, ha forjado y forja la ciudad de Madrid y su periferia.
Lo justo es acoger y ofrecer empleos y condiciones dignas a las trabajadoras de países donde el imperialismo capitalista ha expoliado sus recursos y dejado sin oportunidades a su gente. Aceptar su llegada con el argumento de los trabajos precarios y el pago de impuestos es terriblemente inmoral e hipócrita, ya que estaríamos aceptando emplear a personas con un nivel de explotación que se aproxima a la esclavitud y les exigiríamos, además, que contribuyeran al erario público. Además de ser injusto con estos compañeros trabajadores, esto legitima la voracidad del capitalismo.
La clase obrera no entiende de raza ni origen, porque somos explotados en cualquier rincón del planeta. El capitalismo nos divide para enfrentarnos, utilizando el fascismo y la xenofobia como herramientas. Como comunistas trabajamos para mejorar las condiciones de vida y emancipar a la clase obrera, sin importar su procedencia, a través de la organización y la lucha contra el capitalismo. No podemos olvidar que el enemigo del trabajador no es otro trabajador, sino el empresario explotador y todos aquellos que le apoyan. Ante la vorágine racista, hemos de tener más presente que nunca aquello de “ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases”.
Precisamente, la guerra se ha sofisticado aún más en términos de crueldad e impunidad en esta fase del capitalismo. Por ello, nuestro tercer y último eje es el combate contra la guerra imperialista y el rearme.
El genocidio que está perpetrando Israel en Gaza y Cisjordania nos ha dejado imágenes terribles que demuestran dramáticamente que el capital internacional no conoce límites es sus acciones bélicas.
La ONU o las protestas más o menos decididas de la comunidad internacional no han amedrentado ni a Netanyahu ni a Trump, que han diseñado un falso plan de paz que sólo ha logrado desviar la atención internacional de un genocidio que no tiene visos de terminar.
La escalada belicista continúa incrementándose, con Venezuela ahora en el punto de mira. Para esta deriva, Trump cuenta con importantes aliados, entre ellos la Unión Europea, y su brazo armado internacional, la OTAN.
Por mucho que Pedro Sánchez finja determinación y contundencia en su incumplimiento de la obligación de destinar el 5% a gasto militar, sigue aprobando enormes partidas de gastos militares que ya no sé dedicarán a gastos sociales imprescindibles para los trabajadores. El destino de nuestro país sigue estando unido al del bloque imperialista y a la demencia autoritaria de Trump.
La única solución real ante esta escalada bélica que nos arrastra es la salida de la OTAN, una exigencia que nuestra organización mantiene desde la adhesión de España.
El reciente reconocimiento del Estado de Palestina por el gobierno de España, ocupado de facto por Israel, tampoco es, en absoluto, una medida de presión suficiente para parar el genocidio y acabar con el colonialismo, el apartheid y el expolio que sufre el pueblo palestino.
Es preciso que España rompa cualquier tipo de relación diplomática y económica con Israel. El rearme que nos impone EEUU y la Unión Europea sólo nos lleva a continuar alimentando la industria armamentística y las guerras imperialistas, mientras que la clase obrera sufrirá las consecuencias aquí y en todo el planeta.
En definitiva, o acabamos con el capitalismo o éste acabará con la humanidad y con el planeta.
Nuestra propuesta es la alternativa comunista, que plantea soluciones concretas para nuestros problemas concretos, aquí y en todo el mundo, porque sabemos que solo pueden resolverse fuera del capitalismo y haciendo realidad la justicia social.
Os proponemos, entonces, derrotar al miedo, contestar al auge autoritario, a los discursos de odio, luchar contra la explotación, el patriarcado, el racismo, la LGTBIfobia y el clasismo.
Os proponemos una alternativa comunista que nos garantice a las trabajadoras casas para vivir, empleos dignos para todos, servicios públicos de la máxima calidad y un mundo en paz, libre de guerras imperialistas y violencias machistas.
Os proponemos organizarnos juntos para lograrlo en el Partido Comunista. Construyamos la esperanza. La alternativa es comunista.




