La crisis abrió la posibilidad de un cuestionamiento del Régimen por parte de sectores amplios, motivando fuertes movilizaciones, movimientos sociales nuevos, consignas más diversas y una aceptación popular de las movilizaciones sin apenas precedentes: un nuevo bloque social y político alternati o a lo establecido.

A raíz de toda esta respuesta social, o más bien sociopolítica, el Régimen ha tenido claro que en su forma presente no puede mantenerse, y por ello promueve soluciones reformistas que le permitan sobrevivir. A la vez tratan de cooptar a sectores de las nuevas fuerzas de la ruptura para que reorienten su política en torno a parámetros asumibles, como el rechazo a la corrupción o al bipartidismo o las mejoras en participación social, pero sin plantearse la
ruptura con el marco del 78.

En este contexto, la construcción de la unidad popular debe ir anclada a una posición de ruptura y proceso constituyente, tratando de evitar la hegemonía de los sectores menos consecuentes.

Por esa razón desde el frente de convergencia trabajamos por un Movimiento Político y Social que aglutine a todas las fuerzas de carácter alternativo al neoliberalismo que trabajan para convertir la crisis de la expresión política del régimen en una crisis del sistema capitalista. No buscamos acuerdos por arriba ni queremos limitarnos a los procesos
meramente electorales de acuerdos y alianzas puntuales. Trabajamos por un bloque de carácter social y político abierto y plural que responda a los intereses de la clase trabajadora madrileña.

Objetivo para el cual es imprescindible el fortalecimiento de la acción del partido, que trabaje de manera coordinada y cohesionada para que la hegemonía ideológica en ese bloque sea la de clase, que permita su orientación rupturista y genere las condiciones subjetivas que permitan cambios profundos.

Tenemos muchos por delante, ante los cuales cabe recordar las palabras de José Díaz en el Monumental Cinema de Madrid, el 2 de junio de 1935 sobre la unidad:

“No puede ser un conglomerado sin principios, sin programa, y nosotros decimos que la
unión requiere formas de organización y un programa común de luchas. Todo muy sencillo,
capaz ser comprendido en seguida por todos los trabajadores y por todos los antifascistas”.